Barnaby Barford con su serie Private Lives ha dado una irreverente vuelta de tuerca al concepto de cerámica tradicional y cursi, convirtiendo, tiernas figuritas en seres perversos y surealistas.
Crea piezas únicas, buscando en el material existente objetos siniestros. Y ¿qué hace exactamente? pues toma objetos de la cultura pop o los dibujos animados, con larga tradición y hace juegos malabares con sus diversas piezas y las repinta de modo que acaba recreando situaciones discordantes e inapropiadas que rozan lo kitsch.
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