martes, 17 de noviembre de 2009

ARTE / hugh holland

El fotógrafo norteamericano Hugh Holland (Kentucky, 1942) no pudo detener el tiempo, pero sí los movimientos. En tres años, logró capturar la esencia desfachatada de los Z-Boys, skaters que se deslizaban en piscinas vacías, apurados por el futuro, sin miedo y sin límites. Además dejó, sin planteárselo, un documento histórico que da cuenta de los inicios de este deporte y el auge y la caída de algunos de los chicos que lograron patinar verticalmente.



Entre 1975 y 1978 hubo un cambio radical en el mundo del skate. Una innovación que fue determinante para los grandes auspiciadores, los campeonatos mundiales, los juegos de Play Station o el mega mediático skater Tony Hawk apareciendo en los realities de MTV. Porque en tan sólo tres años surgieron tipos increíbles, haciendo piruetas temerarias para la época. Skaters pioneros como Jay Adams o Stacy Peralta; sin marcas, cascos, ni rodilleras. Jóvenes entusiastas que patinaban con el pelo suelto, entre chicas bronceadas suavemente por la calidez del sol de Los Angeles. Tipos que crearon el verdadero skate, aquél que rompió con lo imaginable y levantó del suelo los cuerpos livianos de estos jóvenes deportistas.



El fotógrafo Hugh Holland, quien después se dedicaría a viajar y tomar fotos, estuvo ahí y fue capaz de captar lo que estaba pasando. No sólo saltos. No sólo deporte. Había más. Había estética, rebeldía y chicos fotogénicos a los cuales les gustaba hacer alarde de sus capacidades.
Holland supo que “estaba en medio de algo bueno” y que las posibilidades fotográficas serían infinitas. Por eso es que se quedó entre ellos durante tres años, tiempo en el que pudo ver cómo el skate se profesionalizó y cambió profundamente; cómo niños inocentes que se juntaban, reían y disfrutaban de manera simple, de a poco se transformaron en una fuerte moda, fueron auspiciados por las grandes marcas y terminaron consumidos por esta vorágine. Entre los más recordados se encuentra Jay Adams, que, para Holland, era uno de los mayores personajes de la escena. Adams fue uno de los mejores, pero terminó consumido por las fiestas, las drogas y detenido en inumerables ocasiones por problemas con estupefacientes.



Holland ha expuesto muchos otros trabajos fotográficos, pero destaca especialmente con esta serie de skaters de los 70s, no sólo por el valor histórico de las imágenes –que para el mismo Holland es muy secundario–, sino por la belleza de ellas.

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